Era la única mujer entre 25 hombres que se encontraban completamente desnudos.

 

Todos ellos gozan de un gran  estado físico y sin pena alguna  desfilaban uno tras otro mostrando el gran cuerpo que a base de mucho trabajo han logrado formar.

 

Piernas fuertes, pectorales musculosos, brazos firmes.

 

A ellos no les importa que los vean sin ropa dentro de su vestuario, recinto que les es sagrado y todo el que entré ahí lo hace bajo su propia responsabilidad moral.

 

Los hombres de los que hablo son los jugadores del LA Galaxy, el equipo de la MLS que recién inició su temporada.

 

Tras el partido en contra el Portlnd Timbers, los reporteros que fuimos asignados a cubrir el encuentro nos dirigimos al vestuario para tomar la reacción de los jugadores.

 

El grupo de periodistas comprendía de una docena de hombres y una sola mujer.

 

La reportera que trabaja para un periódico de la ciudad de Los Ángeles no rebasa los 30 años de edad y ella es la encargada de cubrir al LA Galaxy para su medio de comunicación.

La periodista en cuestión, siempre actuando de manera muy profesional, daba la espalda a los jugadores que totalmente desnudos se encontraban en sus respectivos casilleros.

 

Mientras los hombres se vestían, un reportero le preguntó a la colega si estar dentro del vestuario lleno de hombres desnudos le acusaba incomodidad.

 

“Mucha”, respondió ella sin ni siquiera voltear la mirada hacia donde se encontraban los futbolistas desnudos.

 

A principios de la década de los 90s, las mujeres periodistas de Estados Unidos lograron que se les diera acceso a los vestuarios de cualquier liga deportiva profesional.

 

Basadas en el tema de discriminación, las mujeres periodistas pidieron se les tratará igual que a sus colegas hombres.

 

Fue así que desde hace más de 25 años las mujeres periodistas tienen acceso sin restricción alguna a los vestidores de los jugadores.

 

Entrar a un cuarto lleno de hombres corpulentos y desnudos sería, tal vez, el sueño dorado de muchas féminas, pero en mi experiencia personal, las mujeres periodistas sufren cada vez que tienen que encarar la situación.

 

Las mujeres reporteras, ya sea de televisión, radio o medios impresos, que entran a los vestuarios, tratan a toda costa de no hacer contacto visual con las partes íntimas de los jugadores.

Ellas se ciñen a hacer sus preguntas siempre mirando al rostro de los deportistas.

 

Nunca me ha tocado escuchar un comentario soez, erótico, ni siquiera pícaro, de mujeres reporteras dentro de un vestuario.

 

El profesionalismo con el que hacen su trabajo es encomiable dadas las circunstancias del caso.

 

No puedo hacerme a la idea de cuál sería el comportamiento de algunos colegas si las cosas fueran totalmente al revés.

 

Solo puedo imaginarme la reacción de un hombre reportero dentro de un vestidor donde 25 esculturales mujeres deportistas se pasean completamente desnudas.

 

La verdad, creo que sería muy difícil tomar la actitud estoica que toman mis compañeras periodistas