Muchos sucesos han ocurrido en la vida del cineasta Darío Guerrero, los cuales ha capturado en video para varios proyectos tanto personales como profesionales.

“Me gusta grabar cosas que no se pueden repetir, me gusta la espontaneidad”, dijo a La Prensa San Diego.
Entre los sucesos que han marcado la vida de este creativo y beneficiario del programa DACA, el más impactante se narra por medio de su filme “Rocío”.

“Es un documental basado en la vida de mi mamá y comienza cuando le diagnostican cáncer”, afirmó Guerrero, quien recibió esta noticia al comenzar su tercer año como estudiante en Harvard.

“Así que me salí por un año de mis estudios. Tomé una cámara y me fui a ayudarle como podía”.

Nacido en el Estado de México, Guerrero llegó a California a los dos años de edad junto a sus padres.

“Mi papá comenzó barriendo para una empresa de construcción y mi mamá se dedicaba (al hogar),” recordó Guerrero. “Desde chiquito siempre me decían que me enfocara en mis estudios”.

Tras varias mudanzas por el área de Los Ángeles, la familia de Guerrero se estableció en Long Beach. Cuenta que durante su juventud cursó su educación sobresaliendo en lo académico.

“Gracias a Dios hasta se me hizo fácil la escuela”, dijo en un tono alivianado.

Mientras cursaba el grado 11, Guerrero había pedido a sus padres que le llenaran una forma, la cual incluía información de seguro social. Ese fue el día que aprendió la realidad sobre su estatus migratorio.

“Me habían dado el de mi hermano, quien nació (en Estados Unidos), sin decirme y ya cuando la escuela me dijo que el número no era mío me sorprendí”, compartió Guerrero. “Ya que le pregunte a mis papas que paso, ahi me dijeron que yo no tengo papeles”.

Aun así, el mexiquense no desistió de sus metas y continuó en su camino a la universidad. Aunque conocer que no cuenta con un estatus permanente en Estados Unidos le causo algo de miedo y ansiedad, tras pensar en su realidad se determino aun mas en lograr sus metas.

“Supe que podría encontrar un camino. No sabía donde, pero lo haría”, afirmó.

Encontrando apoyo en su amigo Oscar, quien también carece de estado migratorio permanente en Estados Unidos, Guerrero comenzó a visitar y solicitar ingreso a varias universidades de primer nivel.

“Sin Oscar todo hubiera sido mucho más difícil”, confesó, “me sentí fuerte al tener a alguien con la misma situación y con las mismas metas que yo”.

Con mucho empeño y convicción en lo que podría llegar a lograr, Guerrero logró encontrar un lugar en Harvard, el centro universitario más laureado del mundo. Ahí, este “Dreamer” cursó la carrera de estudios visuales y ambientación, enfocada en las técnicas cinematográficas y fotográficas que utiliza en sus proyectos.

Tras dos años de estudios, Guerrero se dio de baja de sus estudios para brindar cuidados a su madre. A pesar de que los doctores no pintaban un panorama favorable, Guerrero y su familia buscaron el mejor desenlace posible.
Esta búsqueda los llevó de vuelta a México, donde una clínica especializada podría atender las necesidades de la madre de Guerrero.

Ante esto, Guerrero dejó una solicitud de permiso de viaje pendiente ante las autoridades y partió a México sin saber si esta sería aceptada o no, todo con el fin de permanecer junto a su madre.

Son esos momentos íntimos que “Rocío” exhibe al espectador, retratos de una familia unida que suspende su sueño americano por el bienestar de uno de los suyos sin importar el costo.

“Si quieren saber como termina todo, el resto está en la película”, adelantó Guerrero.

Guerrero hoy busca asegurar derechos de distribución para su largometraje y contar más historias relacionadas a la migración que encuentra en el sur de California y en San Diego.

Entre los proyectos que filma en San Diego se encuentran entrevistas con personajes locales afectados por las leyes migratorias y testimonios breves para un trabajo en redes sociales.

Y a pesar de que tiene muchos proyectos y metas por cumplir, este cineasta no pierde de vista lo más importante en su vida.

“Yo le hablo a mi mamá cada ‘chance’ que tengo”, mencionó. “Tienes que apreciar todos los momentos que vives con tus seres queridos porque mañana tal vez ya no los vayas a tener”.